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Psy - 4 - espanol
Manuel Diez Matilla : un destino olvidado
Psicoanalisis de la obra de Manuel Diez Matilla
Cuarta parte
Refundicion al jueves 11 de agosto de 2011
Por Christian Diez Axnick
Salistes y te fuiste.
Si hay una obra que le recomiendo al enamorado de Montmartre, es el " Guide de Montmartre " (Guías Horay), quien se restrasa a describir con extrema minucia todas las calles y sus legendarios inquilinos, todos los lugares prestigiosos, las direcciones de los impresionistas, sin contar la mire du nord, en el 3 calle Girardon, camino des deux frère.
Cuando fui al concierto de Maurane " O Nougaro ", le confió al público que Claude Nougaro y Diane Dufresne habían habitado Montmartre, donde también se produjo
Más arriba un mueble realizado por mi padre en el taller en los años 70.
Rigor y sobriedad de tonos cueros caracterizan la obra.
La tela de Dali, memorias de África testimonia ella del misticismo del artista, y más allá de las corrientes modernas de la época.
Es en cambio un hombre solo y impasible, frente a su destino, sobre el cliché de bajo que encontramos.
El contraste es sorprendente, testimonia bien de la realidad. Más abajo la alfombra famosa de la creación en Gerona. Una pieza única. Mi padre no la vió. Arriesgaré sin embargo un paralelo en el dominio de las ideas fuerzas.
En efecto, si es una realidad difícil de elucidar con un pintor como Manuel Diez Matilla, es saber cómo pudo irradiar sobre la pintura durante décadas, insuflar tal espíritu, antes de perecer en el olvido y en condiciones horribles de fin de vida. Su calvario duró dos años, y nadie tuvo el coraje de abreviarle.
Sí, no hay que olvidarlo a pesar de los sistemas bien vagabundeados de propaganda que existen, mi padre venía de un medio obrero y modesto, siempre fue el modesto. El Toro de mi infancia, y a un nivel muy menor Castilla, el país vasco y Madrid, son en la época regiones bastante miserables. La miseria todavía es por todas partes. La lengua, vasca, y más allá la civilización indoeuropea viva en el mundo vasco, es una gran lengua, muy interesante.
Toro es una de las principales cunas de la cristiandad en Europa, pero también y sobre todo un bastión popular, un lugar donde la expresión del pueblo, sus tendencias, sus gustos, sus tradiciones, son algo que todavía quedo muy fuerte. El lazo con ma media-edad, con el siglo de oro, el estilo plateresco, con los orígenes moriscos, la guasa popular, el arraigamiento de este lugar mágico del cristianismo, todo esto acondicionó las estructuras mentales del artista.
Los "Toresanos" son gente de un cierto gusto, de un cierto arte de vivir. Honestamente, cuando mi padre arrancó en la pintura mientras tenía apenas 4 años y se fabricaba soldados con la arcilla del Téjar hacia los 8 años, bolas, a menudo pedía la opinión de mi abuelo o de mi abuela, era demasiado pequeño para sospechar su talento, y trataba de ver, de saber aquel en lo que otros pensaban en su pintura. Una vez más grande, continuaba pidiéndoles su opinión, y también el de su hermana, con la quien quédo siempre muy próximo, mi tia Angelita.
En la época, la libertad de hoy, el desprecio fijado para los convenios, todo esto estaba ausente de la moral cristiana, esto no existía, puramente y simplemente. La gente era y vivía feliz, la misma idea de odio como de nuestros días no existía. Sólo la guerra civil revolvió una parte importante de los espíritus y de los comportamientos. Pero esta gente obrera y secularizada y al modo de vida tan apacible y vivo, a las fuerzas poderosas, vivía en un marco muy antiguo encuadrado en parte por la iglesia donde mi padre necesariamente debía sacar su inspiración.
A decir verdad, es la potencia de su genio que debía poco a poco llevarlo a proyectos más grandes, del que estaban el de emigrar a Francia una vez su decisión tomada. Hay entonces que considerar el marco del nacimiento de su obra. Y también su facultad para cambiar precipitadamente de dirección.
Su salida en Francia corresponde a un cambio brusco y súbito. Debía enviarles un poco de dinero a sus padres, como la parte mayor de los inmigrados. Así como siempre lo dijo, vino a Francia para trabajar, lo que bastante gente siempre no comprendían aquí.
El pueblo español es un pueblo de un gusto inmenso, y mi padre sintetizaba bien esta experiencia prodigiosa, que no dejó de hacer fructificar. Debo decirlo aquí, siendo yo de una constitución física bastante débil, su vigor físico era enorme, que contrasta con su fin de vida donde no era más que un legumbre de algunos kilos. En Francia, el médico le había confiado que jamás había visto pulmones como los suyos. Es decir si era fuerte, y trabajaba de un tirón. Hace falta una dosis sagrada de fuerza física para pintar y trabajar con los pinceles y la pintura como siempre le hizo. Tenía también la ojeada, la inteligencia del maestro acomplecido.
Así como por todas partes y siempre, sombras y luces nos habitan. Manuel Diez verdaderamente es el pintor que supo dar una dirección, desempeñar verdaderas soluciones de futuro. Su aventura pictórica comienza sobre las orillas de Duero, a lo largo de los castillos y de los paisajes de Castilla, y se acaba en París, pasando por una buena parte de Europa, de Soloña y del país vasco particularmente.
Muchos de sus obras se dispersaron. Y luego hizo tantos muebles, mesas para el décors du logis, la Sra Mush, la Sra Weintraub, el grande trianon en Versalles, el pequeño trianon también creo, tantos otros clientes, Biarritz, Deauville, Tours. Su obra gigantesca hoy es estallada por todas partes en el mundo, ellas se dispersó a través de toda la familia y de los amigos, los compradores.
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